Se produce inclusión en el momento en que una persona con discapacidad compite de manera normalizada por cualquier posición para la que esté formada y, luego de seleccionada, también participa en el desarrollo de las actividades corporativas con sentido de pertenencia. (Foto: Deibi Joel Marte/5to lugar Concurso de Fotografía Sin Límites).
Santo Domingo, República Dominicana. – Muchas veces utilizamos los términos inclusión e integración como si fueran sinónimos. Aunque el concepto podría parecerse, hay diferencias de carácter práctico que hacen a una tan poderosa frente a la otra, que es capaz de borrar la discriminación, el sesgo, la desigualdad y la inequidad.
En términos laborales, la integración se produce en el momento en el que una empresa decide abrir plazas a personas cuya discapacidad se suma a los retos para acceder a una plaza de empleo, aun contando con la formación.
Lograr integración es un gran paso y es un ejemplo de sensibilidad y buena práctica en materia de responsabilidad social corporativa o cumplimiento legal (Ley 5-13), pero es solo el inicio, pues para garantizar la permanencia y sostenibilidad de esa o esas posiciones de empleo, la empresa debe estar abierta a realizar transformaciones operativas, adaptar procesos y espacios, reaprender la comunicación y más que sensibilizar, concienciar a toda la dirigencia y a la plantilla, en especial al área de Recursos Humanos.
Siempre que la empresa asuma un compromiso real, llegará al punto de la inclusión. Ese momento en que una persona con discapacidad compite de manera normalizada por cualquier posición para la que esté formada y, luego de seleccionada, también participa, aportando su ingenio y destrezas, en el desarrollo de las actividades corporativas con sentido de pertenencia.
Para ser inclusivas, las empresas deben reconocer las particularidades del conglomerado humano que reúne, la diversidad de necesidades, capacidades e intereses y enfocarse en las posibilidades, convertir las diferencias en un valor corporativo y asegurar que se sostenga en el tiempo.
Una forma de empezar a conocer estas realidades distintas es incluyendo a personas con discapacidad en programas de pasantía, lo cual servirá de aprendizaje en doble vía, pues de este modo la empresa aprenderá cuales prácticas tiene que producen desigualdad o crean barreras.
En el programa de inserción laboral de la Asociación Dominicana de Rehabilitación acompañamos a los usuarios en la capacitación para el empleo o para el emprendimiento, según sus intereses y aptitudes. Además, si opta por el emprendimiento, le brindamos acompañamiento en el proceso de concepción del tipo de negocio y hasta la consecución de microcréditos.
Esperamos haber aclarado las dudas sobre la integración y la inclusión. Si bien la primera es un avance, el mundo ideal es el de la inclusión, en el que se toman en cuenta las necesidades diferenciadas y el entorno se adapta para la convivencia de todos, sin que nadie se quede atrás.